La Hípica

El Turf desde sus Orígenes

El edificio ideado por el genio romano para las carreras de caballos era el circo, que no hay que confundir con el anfiteatro. Se trataba de un edificio alargado con una pista central rodeada por un graderío al que se accedía desde el exterior mediante un sistema de pasillos, rampas y escaleras para desembocar a través de los vomitoria a los distintos niveles de gradas (cavea). El núcleo central de la pista se llamaba spina alrededor de la cual se disputaban las carreras. Las primeras carreras consistían en 7 vueltas a la pista, que los jueces iban marcando mediante un curioso sistema: elevando sobre una plataforma una especie de huevo de mármol por cada vuelta completada o girando un delfín de bronce hasta colocarlo cabeza abajo. La pista medía 568 metros y los aurigas -colocados paralelamente, unos junto a otros- partían desde la meta al elevarse una bandera. A partir del siglo I d.c. disminuyó el número de vueltas hasta 4 y 1/3 (o sea: cuatro vueltas más el espacio que había entre el final de la spina y la línea de meta) pero la cantidad de carreras aumentó, incluso hasta llegar a 100 diarias.

Los caballos empezaban a entrenarse a partir de los 3 años y competían a partir de los 5 años. Los más apreciados eran los griegos, cilicios, hispanos y los de Capadocia. Tanto los caballos como los aurigas se vestían con sus mejores galas. Los aurigas eran libertos o esclavos, que competían en varias categorías: "bigas" de dos caballos "trigas" de tres; "cuadrigas" de cuatro y tiros de seis, ocho y hasta diez caballos.

                          
                                    Atenas (Grecia) - Kalimarmaro

La vestimenta se componía de una túnica corta, un casco, las piernas vendadas (el pantalón fue introducido en Roma por los pueblos bárbaros mucho después) y un cuchillo con el cual podrían cortar las riendas. Éstas iban amarradas alrededor de la cintura del auriga, por ello necesitaban el cuchillo, para que en caso de accidente pudieran cortar las riendas, y así evitar ser arrastrado por el impulso de los caballos. Las riendas se manejaban con la mano derecha y el latigo con la mano izquierda, con el que además de fustigar a los caballos lo utilizaban para hostigar a sus rivales. En el siglo II d.C. se denominaron "miliarius" a aquellos aurigas que hubiesen acumulado mil victorias, gozaban del respeto y fama entre el pueblo y los gobernantes, así como acumulación de riqueza. Las carreras se celebraban por equipos. Cada equipo usaba el color de la cuadra a la que pertenecía y era el color que usaba el auriga en su capa. Los equipos más populares en el apogeo del circo romano fueron el rojo, el blanco, el verde y el azul. Nerón, Calígula y Cómodo fueron seguidores del verde. Los nombres de algunos caballos famosos fueron, por ejemplo: Andremón, Tigris o Panserino. Uno de los mejores aurigas fue un hispano llamado Cayo Apuleyo, el cual se dedicó a las carreras de caballos durante 24 años y se le erigió un monumento en su nombre cerca del Circo romano.

En el circo no había reglas, todo valía para lograr la victoria: desde arrinconar a un adversario para hacerle perder el control de los caballos y obligarle a salir de la pista, hasta golpearle (al auriga contrario o a sus animales) con el látigo para retener su avance. Accidentes como el vuelco del carro, roturas de las patas de los caballos, arrastre de los aurigas por la tierra tras haberse quebrado el eje y salir despedidos por encima del cajón de la cuadriga, cortes, hematomas, magulladuras, heridas más o menos graves, fracturas de huesos (cabeza, brazos, piernas) eran muy comunes y, en cierta medida, esperados morbosamente por los espectadores, siempre dispuestos a aplaudir y vitorear atronadoramente tanto una buena carrera como una espectacular caída del carro, arrastre del auriga o choque contra el podium del circo.
Las poesías épicas de Homero, Píndaro y Sófocles prueban que las carreras de caballos ya eran muy populares cuando fueron incluidas en los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia. De allí pasaron al circo y el hipódromo romanos, y llegaron a orillas del Bósforo. En el ostracismo durante la Edad Media, sólo tuvieron reapariciones fugaces durante los célebres torneos y fiestas caballerescas de la Europa de ese tiempo. Resurgieron definitivamente gracias a los ingleses, que las organizaron con el objetivo de mejorar la raza caballar e introdujeron el sutil ingrediente del juego.



La pasión por las carreras de caballos se había afincado en Inglaterra siglos antes de que sus habitantes idearan un ejemplar pensado exclusivamente para correr, fijando sus características en forma científica. La idea, que data de mediados del siglo XVII, hizo nacer el Sangre Pura de Carrera como raza definida a principios del XVIII, cuando se cruzaron yeguas inglesas de carrera con tres sementales de origen árabe, punto de partida de una selección que llega hasta nuestros días. Esos tres padres de la raza fueron Darley Arabian, Byerly Turk y Godolphin Arabian, también conocido como Godolphin Barb.

Byerly Turk fue capturado en territorio húngaro por el capitán inglés Robert Byerly en la guerra del imperio británico contra los turcos. El militar lo utilizó como caballo de combate en la batalla de 1690 contra los irlandeses a orillas del río Boyne, y luego lo cruzó con yeguas madres de su país. Darley Arabian fue descubierto en 1704 en la actual Siria por el cónsul británico Thomas Darley, quien lo compró sin discutir el precio y lo embarcó rumbo a las islas. Godolphin Barb era propiedad del Sultán de Marruecos, quien para agasajar a Luis XIV se lo envió a Francia como regalo; desestimado por el monarca, llegó a trabajar como caballo de tiro atado a un carro de aguatero y pasó de manos hasta ser adquirido por el marqués Godolphin, que buscaba un retajo (caballo condenado a descubrir el celo en las yeguas sin fecundarlas) para su cabaña. Indomable, no se resignó a cumplir ese papel y en base a su violento temperamento terminó siendo el semental jefe del lugar.



Si bien todos los purasangre descienden de esos tres ejemplares, se calcula que fueron al menos 475 los sementales, casi todos de origen oriental, los que contribuyeron a fijar los caracteres de la raza en un período que se extiende desde los orígenes hasta la creación del Jockey Club inglés en 1750 y del libro de registros denominado Stud Book, en 1791.

Entre ellos se destacan Matchem (1748, nieto de Godolphin Arabian), Herod (1758, descendiente de Byerly Turk en cuarta generación) y Eclipse (1764, descendiente en cuarta generación de Darley Arabian, considerado el mejor purasangre de todos los tiempos, invicto en competencias y fenomenal padrillo). Otro lugar importante en la formación de la raza lo ocupan las denominadas Royal Mares, unas cuarenta yeguas que han perpetuado su descendencia hasta el presente.

Desde las islas británicas, el Sangre Pura de Carrera, los Jockeys Clubs y los Stud Books se abrieron paso hacia el mundo entero.


En nuestra tierra, a la llegada de los conquistadores, de los pequeños equinos autóctonos o hippidiones, extinguidos entre brutales epizootias y la llegada del ser humano 11.000 años atrás, sólo quedaban restos fósiles. Los caballos criollos se desarrollaron a partir de los rústicos jacas o rocines venidos desde Europa. Escapados de las haciendas y misiones religiosas o robados por los indígenas, esos ejemplares expuestos al paisaje, la selección natural y la endogamia, desarrollaron características genéticas propias.

A fines del siglo XVII o principios del XVIII, junto con los mestizos (cruza de criollos con animales traídos en las invasiones inglesas), fueron los protagonistas de las primeras carreras de caballos, conocidas como “cuadreras”, que se desarrollaban en espacios rectos y cortos.

Con el tiempo y recibiendo influencias europeas, estas carreras fueron organizándose y haciéndose más complejas dentro de óvalos donde se puede apostar. La cría, el entrenamiento, las competiciones y las apuestas suponen una importante actividad económica en diversos países. El turf moderno es un medio de mejorar la especie caballar así como una forma de diversión.

Caballos

En los caballos de carreras se busca equilibrio y velocidad, mientras que el carácter o temperamento del animal queda en segundo plano. Los caballos de carrera son a menudo de la raza Purasangre, pero pueden ser de otras razas, como Cuarto de milla. Caballos superiores pueden costar millones y ser negociados como sementales (padrillos) y las hembras como yeguas madres. Entre los purasangre íconos sudamericanos están Invasor, Old Man, Botafogo, Romántico, Yatasto, Wolf, Santorín, entre otros.

Hipódromos

Las carreras ocurren en pistas de vuelta cerrada conocidos también por hipódromos, por lo general óvalos, o más raras, triángulos . También hay pistas abiertas, como para cuadreras. El piso es de arena o césped, aunque también hay de nieve en algunos países como Canadá o Suiza. Además de las pistas los hipódromos poseen pabellones con vista panorámica de las carreras para los aficionados y ventanillas para venta de apuestas.

Hipódromo de Royal Ascot (UK)

Hipódromo de Royal Ascot (Inglaterra)

Hipódromo de Longchamp (Francia)

Hipódromo de Moscú (Rusia)

 Hipódromo de Iffezheim (Alemania)

Hipódromo La Zarzuela (España)

Hipódromo San Siro (Italia)

Hipódromo de Hanshin (Japón)

Hipódromo de Flemington (Australia)

Hipódromo de Kenilworth (Sudáfrica)

Hipódromo de Las Américas (México)

Un Hipódromo de Estados Unidos

Hipódromo de San Isidro (Argentina)

Hipódromo de Monterrico (Perú)

Hipódromo de Cristal (Brasil)

Hipódromo de St. Moritz (Suiza)

Pistas Cuadreras, también conocidas como "Canchas Rectas".

Carreras

Las carreras son por lo general en galope, con saltos (steeplechase) o no (galope plano). Hay menos comunes, las carreras de trote. Los caballos pueden moverse en sentido de los punteros de un reloj, o al revés, y este estilo de carrera y la forma de desenvolverse varía de un país o de una región a otra. Las carreras pueden ser ordinarias o ser Grandes Premios, estos últimos son importantes pruebas que distinguen a las organizaciones y los locales que los promocionan. Las distancias de las carreras pueden ser tan cortas cuanto 402 metros (cuarto de milla) hasta tan largas cuanto 4000 metros, pero a menudo las pruebas comunes se quedan entre 1000 metros y 1609 metros (una milla), y los Grandes Premios entre 1609 metros y 2500 metros. Un ejemplo entre los Grandes Premios está el Gran Premio Latinoamericano, Grado I, en 2000 metros.

Carreras en diferentes modalidades:

En la carrera en la nieve del White Turf de Suiza participan caballos principalmente de Suiza, Hungría, Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña.

Carreras de Caballos Trotones. Se realizan frecuentemente en países de Europa. Ejemplos: España, Portugal, Rusia,etc.

Carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda, que son unas competiciones que se celebran cada año en la playa de este municipio de la provincia de Cádiz (España).

Carreras de Obstáculos. En todo el Reino Unido hay dos tipos de carreras de caballos: Flat (en plano) y National Hunt (con obstáculos, también conocido como jump racing).

Carreras en el Hipódromo del Recinto Ferial de Pozo Negro (España).

Jockeys

Dicho "Yóquey" es la denominación del jinete de carreras de caballos, aunque se pueda llamar por la denominación general de jinete (que involucra los jinetes de equitación). Jockeys famosos: Russel Baze, Jorge Ricardo, Gary Stevens, Irineo Leguisamo, Pablo Falero, entre otros.

Entrenadores

Los entrenadores de caballos hacen el mantenimiento del caballo, además del entrenamiento, o sea son quienes los preparan para las carreras. También son los encargados de seleccionar las carreras más adecuadas en las que debe competir cada caballo, teniendo en cuenta las aptitudes del equino. A cambio, reciben del dueño del caballo una contraprestación, normalmente fija a que se añade un porcentaje de las ganancias. Entrenador famoso: Francisco Maschio.

Apuestas

Las apuestas son el principal medio de sustentación del turf, lo que hace distinguirlas de otros deportes hípicos. Es muy conocida la apuesta trifecta, además de las apuestas a ganador, a segundo, a tercero, la imperfecta, la exacta y la cuatrifecta.

 

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